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Le dijo a su mujer «Voy por unos cigarros», acabó en Kazán con el Tri

Ahí, con muletas, andando por la Baumann, la calle más famosa de Kazán. Ahí con la bandera en la espalda y la ilusión al...

KAZÁN, Rusia junio 23 (EL UNIVERSAL).- Ahí, con muletas, andando por la Baumann, la calle más famosa de Kazán. Ahí con la bandera en la espalda y la ilusión al frente. Ahí va, apoyando a la Selección.
Se llama Arturo García. Es originario de Monterrey, pero vive en Puebla y desde ahí se lanzó hasta Rusia.

«Le dije a mi mujer… Voy por unos cigarros al Oxxo, pero no le dije cual». Y acabó en Kazán.

A Arturo, como a muchos otros mexicanos, le ganó la pasión. Agarró sus ahorros, le pidió permiso a su esposa… «lo de los cigarros es broma eeeh, si me dejó venir» y se lanzó a la aventura.

¿Cuánto le costó? No quiere decir… quizá unos cuatro mil dólares (72 mil pesos), se le escapa pero «eso no importa, lo que importa es estar con el Tri».

El viaje del empleado de una automotriz comenzó cuando llegó al aeropuerto de la ciudad de México y de ahí… «a volar, a volar a Alemania, donde tengo familiares».

Llegó a Wolsfburgo, ahí tomó unos días de descanso y fue cuando sucedió… «jugando voleibol, que me rompo el talón de Aquiles. Me lesioné».

Parecía que sus sueños se venían, ya no vería a la Selección Mexicana en Rusia. Sus familiares y amigos le decían «que no viajara, que ni lo iba a disfrutar».

Pero «necio», se fue a la aventura, con sus dos muletas a cuestas y la bandera como capa… «esta tapa todo, el frío y el dolor».

«Estuvo difícil. Alemania está inundada, así que te imaginarás. De Wolfsbugo me fui en tren a Berlín, pero se retrasó hora y media hora por las lluvias, y cuando llego a Berlín otras dos horas de retraso para llegar a Moscú y en Moscú iba muy campante paseando cuando de buenas a primeras mis cuates me suben al avión, porque nos lo cerraban. No conté con el cambio de horario, pero llegué».

Y ya en Kazán, Arturo se ha encontrado con una ciudad, «muy agradable, que no es tan cara. El hotel me costó como 100 Euros (dos mil pesos) la noche, aunque hay más baratos, pero esos ni baño propio tienen, y las comidas varían, ahí está el Mc Donalds o el Kentucky que abren toda la noche, pero si te quieres alimentar bien, una buena comida te cuesta dos mil rublos (600 pesos mexicanos)».

Pero en los taxis sí ha sufrido, «hay algunos que traen taxímetro, esos te cobran bien, unos 800 o 1000 rublos por dejada (de 200 a 300 pesos), pero hay otros que se ‘manchan’, si los agarras por la calle te llegan a cobran 2000 o hasta 3000 (600 a 900 pesos). El Uber es barato, pero se tardan horas en llegar y cuando lo hacen siempre se pierden, nunca dan con uno, por eso hay que agarrar los que andan en la calle».

Las entradas las consiguió vía FIFA, compró para los dos juegos de México en Kazán en 135 dólares cada uno (2 mil 400 pesos) «y los voy a seguir hasta donde lleguen, que va a ser a la final» y ahí una entrada cuesta como mínimo 115 dólares (2 mil 89 pesos).

Y «ya me voy, voy a alcanzar a la banda». Ahí va con las muletas como espada y la bandera como capa. Caballero mexicano en Kazán dispuesto a darlo todo, hasta su talón de Aquiles y sus buenos centavos… por ver a la Selección.