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Mario Ronzón y el “Dientes” García, los aguerridos defensores del Colfraima

La historia de esos dos defensas data de finales de los años 60´s e inicios de los 70’ s

Por Julián Rodríguez

El chamaco taladró la media cancha con su velocidad, entró al área del Colfraima y cuando se perfilaba para disparar le salió al paso el temible defensor Mario Ronzón, quien de una patada lo derribó, al tiempo que el árbitro de ese encuentro, Efraín Ostoa, gritó ¡penalti!

El joven delantero, dolido por la agresión, se levantó e intentó limpiarse la tierra de su uniforme cuando se le acercó el defensa que momentos antes lo golpeó y le dijo así: “Pinche mocoso, para la otra que me vuelvas a hacer una jugada de esas te parto la madre”, y tras la sugerencia, que más bien sonó a amenaza, lo escupió en el rostro.

Y es que esa furia empleada por el recio y aguerrido defensor sólo era el reflejo del cariño que sentía por su barrio, por su colonia, por su equipo y tal vez por su amor propio, porque era de esos jugadores que podía dejar pasar la pelota, pero al rival jamás, era la filosofía utilizada por un plantel que no dejaba que nadie se les subiera a las barbas.

Esa anécdota es una de tantas vividas por la férrea muralla que constituía el representativo de la colonia Francisco I. Madero, un barrio que a 47 años de su existencia ha dejado una huella imborrable para todo aquel que lo conoce.

Eran los hombres de hierro, los impasables, los temibles y hasta terribles Jorge García Hernández el “Dientes” y Mario Ronzón Díaz, quienes regularmente usaban todo tipo de artimañas para detener a sus rivales, peligrosos delanteros que sólo podían ser controlados de esa manera.

Hoy ambos están en el retiro, alejados de las canchas que los extrañan porque de alguna manera tenían esa chispa que el futbol siempre necesita.

La historia de esos dos defensas data de finales de los años 60´s e inicios de los 70’ s. Al igual que muchos de sus amigos y compañeros de barrio se forjaron en la calle Costa Rica, en el patio Interoceánico, ubicado entre Nicaragua y El Salvador, en una rúa empedrada, de tierra, cuando el cemento no invadía esos terrenos y era sólo un lujo para otros. “Allí vivía la mayoría de la palomilla, los hermanos Ronzón, Mario, Roberto y Micky, así como los ´Frijol´ Vega, Miguel Ángel Maldonado, Víctor Barradas y su hermano Daniel, allí nos hicimos amigos”, recordó.

Era una hermandad sincera. “Tuvimos una unión muy bonita, en la que todos nos apoyábamos en muchos sentidos. Sacábamos las uñas cuando alguno de los rivales se metía con los más chicos, incluso jugando en el Ferro le pegaron a uno y le abrieron por la cara, el tipo que lo hizo se echó una bronca porque ya no lo dejamos en paz, le pegaba uno y le pegaba el otro hasta que se cansó y mejor se salió del campo”, dijo.

Recuerda que antes de integrar al Colfraima, varios de ellos jugaron con Simón Bolívar, pero nunca les dieron chance, por lo que decidieron formar el suyo y participar en el Ferro, donde con el correr de los años lograron tres campeonatos, nada fácil dada la calidad de equipos que había antes en esta ciudad, por allí de 1976 y 1977.

El famoso “Dientes” no niega su rudeza a la hora de jugar, fue un estilo que copió a dos jugadores que militaban en el Atlante de la Primera División como Gisleno Medina y el “Perico” González. “Era fanático de ellos, eran unos centrales muy rudos, difíciles de pasar, pero esa era nuestra filosofía y aunque siempre tuve la fama de ser golpeador jamás fracturé a alguien”, dijo.

Jorge García al igual que otros optaron por colgar los tacos tiempo después. Sus estudios ya no les permitían darse el lujo de seguir jugando por lo que dijo adiós. Lamentablemente enfermó de diabetes y hace unos meses debieron amputarle una pierna, situación que tomó con toda la calma del mundo porque era necesario. “Fue un designio de Dios y yo sigo haciendo mi vida normal, con muletas, pero normal, aunque hubiera sido peor porque me hubiera dado una trombosis, y no veo esto como un castigo sino como una oportunidad”, finalizó.

Por su parte, Mario Ronzón Díaz, nacido un 19 de enero de 1953 habló así del equipo de sus amores. “Colfraima es una de las pasiones de mi vida dentro del futbol. Un equipo que por ser de barrio nos veíamos como hermanos y hasta la fecha por lo que es un honor compartir este momento y los anteriores”, mencionó.

Su personalidad era difícil, agresiva y casi violenta, pero sostuvo que era por todo el cariño que sentía al defender su calle, su equipo, su barrio. “Definitivamente cada persona es diferente, en mi caso tenía el coraje, la garra y el amor por mi equipo, por mi barrio, por mi playera”, añadió.

Pese a su estilo tampoco rompió alguna pierna. “Tengo la satisfacción que jamás lesioné a un jugador, nunca fracturé a alguien, sólo fueron golpes normales, choques y jugadas de fuerza, pero nunca con mala intención”, concluyó.

La historia del “Dientes” Jorge García y Mario Ronzón no terminó aquí, quedó grabada con letras de oro en el libro del balompié xalapeño como dos grandes y magníficos guerreros, ganadores, que emplearon su fortaleza y sus rudezas para conquistar los siete títulos de un equipo que necesitaba de jugadores así para consumar sus grandes hazañas

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El primer Colfraima tenía entre otros en sus filas al “Dientes” García, Víctor Barradas, Mario Báez, Víctor Landa, “Gama” Hernández y su hermano Melchor, el profesor Jácome y el “Diablo” Claudio Méndez.