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Piratas lucran con leyendas; no los regulan

Nombres como los del Temo , Hugol , Cabinho o Brailovs ky, en playeras falsas, son explotados

Cada vez que hay un partido en el Estadio Azteca, el Azul o el Olímpico Universitario es común ver a comerciantes ambulantes lucrando con la nostalgia.

Ofrecen playeras con imágenes de los ídolos de antaño, sus nombres y los números con los que consiguieron gloria. Claro, no le pagan ni un solo peso a las leyendas, pese a explotar su imagen y tener ganancias económicas.

Las playeras apócrifas retro, con nombres como los de Cuauhtémoc Blanco, Daniel Brailovsky, Hugo Sánchez o Cabinho representan 20% de los ingresos de los vendedores, que pueden llegar hasta los 5 mil pesos por encuentro.

El Ruso Brailovsky lamenta que se lesionen sus derechos sobre este concepto, ya que considera que el club debería tener registrados sus nombres e impedir que alguien gane dinero, a costa de lo que ellos alguna vez lograron.

“Es parte de este juego, sí me molesta [que se utilice mi efigie], pero por otro lado, la gente de algo tiene que vivir. Si alguien se sirve de eso para llevar el pan a su casa, bienvenido sea para ellos. Pero a tu pregunta expresa, si me molesta, no me gusta y sí me molesta”, fustiga el que fuera un ícono americanista en la primera mitad de la década de los 80 del siglo pasado.

El ex atacante argentino manifiesta que, pese a su enojo por este problema, no puede actuar, porque es un mal añejo en México.

“No estoy de acuerdo con la piratería, creo que cada uno de nosotros [ex futbolistas] tiene esos derechos; el América debería tenerlos. Nos deberían pedir autorización para utilizar nuestros nombres y nuestros números en esa camiseta, pero no se puede hacer algo, es imposible erradicarlo, es un proceso que lleva muchísimos años”, remata resignado.

La diferencia económica entre la ropa de marca oficial y las apócrifas es abismal. Por ejemplo, una camiseta original de esta temporada del América tiene un valor de 2 mil 499 pesos; una pirata sólo 300 pesos, precio que depende del regateo del comprador.