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- Escrito el:: 28 mayo, 2017
Chivas se fue a dormir con la ilusión de su pueblo como cobija
GUADALAJARA, Jal., mayo 28 (EL UNIVERSAL).- Chivas se fue a dormir con la ilusión de su pueblo como cobija. Banderas rojiblancas, fervor que correspondió a la sed de una fanaticada que tardó 10 años y medio en volver a una final de Liga.
Y ese tiempo fue demasiado. Por eso las arengas a los jugadores del Rebaño Sagrado. Sus seguidores no quieren que les fallen en la cancha, anhelan que alcen la estrella 12 y vuelvan a la cima de la Liga MX.
«¡Otra, otra, otra vuelta, Chivas!», corearon los asistentes congregados en las calles aledañas a la Expo Guadalajara, enfrente del lugar de descanso del chiverío.
«¡Que vuelvan esos años de tantos campeonatos!», se escuchó al unísono y con tanta emoción que las banderas ondearon para indicarle al Rebaño Sagrado el camino hacia la gloria. Cualquier otra ruta no la quieren hoy.
Los elementos del Rebaño Sagrado salieron a cantar junto a los suyos. Los defensas Jair Pereira y Oswaldo Alanís, con el portero Rodolfo Cota, decidieron contagiarse del sentimiento «chivahermano» que ha embriagado a Guadalajara.
Se mostraron alegres y recibieron las arengas con la responsabilidad que conlleva defender la camiseta que apoyan 40 millones de mexicanos. Dejaron pronto el festival, pues hay un partido que ganar.
Contra el Atlas fueron cerca de 800 hinchas; antes de la semifinal ante Toluca, 700. Anoche, la tradicional serenata afuera del hotel de concentración rojiblanco convocó a cerca de mil 300.
Lo mismo había niños que radicales de la barra Irreverente. Mujeres, señores de la tercera edad. También aficionados tapatíos y de Dallas, Estados Unidos. El amor por el Guadalajara anoche se demostró, trasciende las clases sociales, el género y el lugar de residencia.
Euforia que llegó hasta una tercia de niñas que arriba de una camioneta cantaba a la par de sus correligionarios rojiblancos. Movieron los brazos rítmicamente y se desgastaron la garganta para ser parte de lo que motivó al Guadalajara.
La serenata, última del torneo, significó un anhelo para Chivas y el reflejo de la ansiedad de gloria que gobierna a su gente.