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Ante Tigres, Miguel Herrera podría sellar su peor torneo con América

El DT nunca había perdido la ida de los cuartos con el Ame; esta vez debe remontar para no quedar eliminado

Después de dirigir ocho Liguillas con el América, Miguel Herrera se encuentra en una situación inusitada, porque tiene a su equipo al borde de la eliminación desde la primera ronda.

El técnico de las Águilas no había perdido nunca la ida de los cuartos de final, como ocurrió el jueves por la noche en el Estadio Azteca, frente a los Tigres (1-2).

En una mirada a las Liguillas pasadas, el América del Piojo siempre avanzó —por lo menos—, a semifinales (ocho de ocho).

De hecho, nunca había perdido en un choque de ida, tras registrar cinco victorias, ante Pachuca, Morelia, Pumas —en dos ocasiones— y Cruz Azul. De igual modo, arrancó con tres empates frente a Tigres, Cruz Azul y Toluca, por lo que ahora el timonel vive algo desconocido para él: la necesidad de remontar. Además de clasificar sexto, la caída atizó una de las peores campañas de Herrera a lo largo de sus dos ciclos en el Nido.

La situación se torna más complicada con los escándalos y números recientes, por las tres expulsiones que tienen al estratega en la cuerda floja -y con Guillermo Vázquez como opción de sustituirlo-, además de hacer del Apertura 2019 su peor torneo defensivo, con 22 anotaciones en contra; su mejor marca en ese rubro es de 12, establecida en el Apertura 2013, torneo en el que curiosamente los capitalinos se midieron a los Tigres.

En esa llave, el América avanzó por los goles de visitante durante la ida (2-2). Los tantos americanistas corrieron por cuenta de Juan Carlos el Topo Valenzuela y Aquivaldo Mosquera; Alan Pulido y Guido Pizarro hicieron lo propio por el cuadro norteño.

Para la vuelta, en el Coloso de Santa Úrsula, Raúl Jiménez anotó por la localía, mientras que Pulido salvó el orgullo de los de Ricardo Ferretti, mas no el pase a semis.

En cuanto a las vueltas de cuartos, Miguel tiene tres ganadas, dos empatadas y tres perdidas, pero con apenas un gol de diferencia.
Son 90 minutos los que separan al Piojo de su peor versión como técnico azulcrema.