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Narrará la final de la Copa Libertadores a su hijo invidente

La final entre Flamengo y River Plate contará con la presencia de Silvia Grecco y su hijo Nikollas, catalogados por la propia FIFA como...

La final de la Copa Libertadores tendrá a los mejores dos aficionados del mundo. No es la porra del Flamengo, tampoco la barra del River Plate. Los seguidores de futbol más destacados —catalogados por la propia FIFA— son Silvia Grecco y su hijo, Nikollas.

Reconocidos en los premios The Best, estos brasileños estarán en el estadio Monumental, un nuevo escenario para que la voz de Silvia guíe la imaginación del niño de 11 años de edad.

Cada fin de semana, los Grecco no se pierden un partido del Palmeiras. Niko, quien nació ciego, es el más atento durante los 90 minutos, gracias a que su madre le narra cada detalle.

 

“Empezamos desde que salimos de casa. Todo el trayecto, hasta la llegada al estadio”, explica Silvia en entrevista con EL UNIVERSAL Deportes. “Sentados en las butacas, le narro los detalles del ambiente. Cuando salen los jugadores a calentar, le digo la apariencia de cada uno, desde el color del cabello, si tienen o no barba”.

Desde el silbatazo inicial hasta el final, a Niko no se le escapa una acción, gracias a su mamá. “El futbol ha sido un conducto que le permite a mi hijo tener contacto social”.

Para el duelo de esta tarde, el más importante en Sudamérica, la rutina no cambiará, porque los Grecco ya han asistido a varios estadios, incluso al emblemático Maracaná, durante la Copa del Mundo de 2014.

Curiosamente, Niko no se hizo fanático del Palmeiras por su mamá… fue gracias a Neymar.

“En mi familia hay de todos los equipos, y no quisimos imponerle uno a mi hijo. Fue hasta que conocimos a Neymar, quien nos comentó que cuando era niño fue aficionado del Palmeiras, a pesar de que debutó en el Santos”, subraya Silvia, sobre la fortuna de apoyar al mismo club cada fin de semana.

Para hoy “le vamos al futbol”, bromea la brasileña, en conflicto interno, porque su afición al club verdao le impide apoyar a un rival nacional o argentino, como el River Plate.