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Germán y su prueba de fe en los JO de río

Algunos vieron imprudente que el “Duva” viajara a Brasil, por su lesión; él volvió con una medalla

El 2016 ha sido por mucho, el mejor año en la vida deportiva de Germán Sánchez. No sólo porque ahora penden de su cuello dos medallas olímpicas, sino porque la hazaña la consiguió remando a contracorriente.

En agosto pasado, el clavadista viajó a Río de Janeiro bajo la lupa de quienes consideraban una imprudencia su participación en la justa veraniega. Una lesión en el hombro hacía tambalear la posibilidad de ubicarse entre los mejores en el Centro Acuático María Lenk.

Los expertos se equivocaron. Germán superó el dolor y se llevó la de plata para convertirse en uno de los cuatro atletas mexicanos que suma más de una presea en la competencia cuatrienal.

“Aprendí mucho este año sobre cómo levantarme en los momentos más complicados, sobre mi fuerza interna y el poder que tienes cuando realmente amas lo que haces. El 2016 fue un año de renovación y ensueño, pues aunque muchos no me consideraban una carta fuerte, les demostré que cuando se quiere se puede”, dijo el tapatío.

A diferencia de la plata obtenida hace cuatro años en los Olímpicos de Londres, en tierras brasileñas Germán tuvo que ir de menos a más desde las eliminatorias de la prueba de plataforma individual.

El “Duva” se reinventó y desde el trampolín de 10 metros obtuvo una presea individual que México no conseguía desde que Jesús Mena subió al podio en los Juegos de Seúl 1988. Hace ya 28 años.

“Yo ya tuve mi regalo de Navidad adelantado, viví un sueño, una prueba de fe en Río y comprobé que Dios siempre está conmigo. El dolor era lo que menos importaba en la fosa de clavados, hoy que lo veo a la distancia sé que todo valió la pena”, reveló Germán.

Hace cuatro años, tras su participación en Londres, Sánchez se acercó mucho a la religión por los consejos de su padre, quien es pastor.

“A lo mejor antes, cuando yo era más jovencito me daba más por el relajo y no creía en Dios. Ahora me gusta ir a la iglesia y orar antes de competir con otros clavadistas porque la paz mental es fundamental para tener una buena ejecución”, reveló el seleccionado.

En casa del “Duva” ya alistan todo para la celebración de la Navidad, una de sus festividades favoritas en el año.

“Me gusta mucho el pozole que prepara mi mamá, así como el lomo y la pierna. Para nosotros es muy importante esta fecha y me emociona ver a mis sobrinos abrir sus regalos. También disfruto mucho tener a toda mi familia reunida porque durante el año no los puedo ver como quisiera”.

—¿Y Germán qué va a pedir?

—Pues siempre he pedido cosas raras desde niño, como guantes de box y esas cosas. Este año no estoy seguro, ya estoy algo grandecito [sonríe], a lo mejor unos zancos, una de esas patinetas de dos ruedas o una cuerda de tensión para hacer deporte.

El clavadista quiere ser un ejemplo. No sólo en lo deportivo, sino también en lo personal. Más allá de ser considerado una leyenda en su especialidad, el tapatío buscará aprovechar el tiempo que le quede como atleta activo para dejar un legado.

“Los premios, homenajes y reconocimientos son bonitos, pero lo mejor es que la gente considere que eres su ejemplo a seguir, eso es lo que más satisfacción me causa”.

2017 será un año sin mucha exigencia de resultados. Germán y su equipo de trabajo, encabezado por su entrenador Iván Bautista, elegirán con calma sus competencias.