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El calor de C.U. no le importa al América

Giber Becerra, preparador físico, desafía al jugador del América a que dé su máximo

Portar la camiseta del América no sólo es glamur y sonrisa frente al asedio de las cámaras de televisión. De nada sirve estar cotizado en millones de dólares si la causa no se defiende, incluso, bajo el clima más despiadado e infernal.

Pese a que los Pumas y el extenuante calor de Ciudad Universitaria al mediodía están próximos en la agenda americanista, el clásico no modifica el plan de trabajo ya trazado, porque en El Nido, siempre se entrena sin pretextos.

“No trabajamos diferente para un partido contra Pumas. Tampoco corresponde a una sola persona o circunstancia [como el calor], es trabajo unificado, aunque nos encontremos en nuestro mejor nivel”, explicó en exclusiva a EL UNIVERSAL DeportesGiber Becerra, preparador físico del conjunto azulcrema.

En su labor por mantener a la plantilla a tope, junto al preparador físico en jefe José Rangel, Becerra suma el trabajo de adaptación de los nuevos integrantes en El Nido: el colombiano Nicolás Benedetti, volante de 21 años, y el chileno Nicolás Castillo, delantero de 25, este último con una rutina más cargada por iniciar su día en el gimnasio antes.

“Los refuerzos se llevan en un proceso de adaptación progresiva. Para el resto, es un proceso sin principio y sin fin, al jugador hay que pensarlo en un producto no terminado que sigue evolucionando”, destapó como la pieza que permitió el título del Apertura 2018. “Al futbolista hay que desafiarlo y hacerlo encontrar su mejor versión”.

Carismático, Becerra presumió ser más que un instructor de aparatos en un gimnasio, al dejar ver que es un coach del espíritu.

“Mi forma de operar es holística, más allá del plano físico. Claro que nos corresponde el alto rendimiento y disminuir el índice de lesiones, pero es esa parte de ayudar a convertirlos en líderes y forjar mentalidad. En casos de fuerte tensión, como un estadio repleto y donde todo está en juego, se puede estar en buen estado físico, pero si no se está bien mentalmente, puede repercutir en un rápido cansancio o en una lesión”, advirtió con un gesto desafiante. “Los jugadores pasan gran parte de su vida con nosotros, nos escuchan más que a sus padres”.

Compacto o no el equipo, el músculo en el accionar águila reveló que se rigen bajo un código que, en gran parte, los tiene como los más ganadores de México, con la capacidad de volar aún en el sofocante Olímpico Universitario: “Nos enfocamos en lo que controlamos, más allá de si venían o no refuerzos, eso no tenía que repercutir, hay que sacarle provecho a la competencia… En el América no hay excusas, no está permitido lloriquear, culpar y quejarse”.

Recuperan piezas. Para alivio del cuerpo técnico americanista, el regreso del francés Jérémy Ménez está cercano. Ayer, el galo trabajó al mismo ritmo de sus compañeros, en una semana en la que la mira está en imponer su dominio en el estadio Olímpico Universitario. “Tenemos protocolos de readaptación y vuelta a la competencia. Los jugadores no son máquinas, llevan un trajín, hay que llevarlos con paciencia, vamos de la mano de la ciencia, buscando que vuelvan de la forma más rápida y saludable, sin ponerlos en riesgo, porque podrían sufrir una recaída”, dijo el preparador físico, responsable al voto de confianza que el Piojo Herrera y el profesor Rangel le brindaron hace siete años atrás.