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Jaime “Pelé” Maldonado regresó al futbol tras padecer cáncer

Un legendario de los Delfines de Xalapa, sintió en carne propia el lamentable proceso de esa enfermedad

Por Julián Rodríguez

“Fue terrible escuchar cuando el médico me dijo que tenía cáncer, fue como si mi mundo se derrumbara, pero lo que vino después también fue doloroso porque me aplicaron más de 40 quimioterapias que sinceramente me cambiaron la vida”, recordó el destacado futbolista xalapeño Jaime Maldonado Galindo aquel pasaje cruel que vivió años atrás.

Y es que el jugador surgido de la colonia Ferrocarrilera, un legendario de los Delfines de Xalapa, sintió en carne propia el lamentable proceso de esa enfermedad que lo puso prácticamente a las puertas de la muerte.

Así vinieron días de dolor, noches de insomnio, cansancio y fatiga que no tenían fin, se hicieron eternos, pero su deseo por vivir y su fortaleza granítica lo sacaron a flote hasta en tres ocasiones, ya que desde 2009 le detectaron el mal.  “Luego del diagnóstico me metí a tratamiento, pero han sido tres recaídas (2009, 2012 y 2018), tres ciclos de quimios que he soportado y que me cambiaron la vida para bien porque empecé a hacer más ejercicio, cuidar mi alimentación, hábitos que por el trabajo dejé de hacer”, precisó.

El mal que le detectaron a tiempo los médicos se llama “Linfoma no Hodgkin”, que es una enfermedad por la que se forman células malignas en el sistema linfático. El “Linfoma no Hodgkin” es de crecimiento lento o de crecimiento rápido. La edad avanzada, el sexo masculino y un sistema inmunitario debilitado aumentan el riesgo en los adultos.

Echando el tiempo atrás comentó: “fíjate que la enfermedad me la descubrieron de manera súbita y el primer impacto fue catastrófico, con un pronóstico muy difícil”, dijo.

Sin embargo, y siendo todo un guerrero no se derrotó, nunca se cayó. “Tenía mis ganglios infartados, pero no había de otra o le echaba ganas o era sentarse y pensar en algo más complicado, por fortuna el tratamiento que me dieron surtió muy buen efecto. La experiencia del doctor me ayudó mucho”, sostuvo.

Es por eso que el hombre es un agradecido de la vida, de Dios y especialmente del hematólogo José Refugio López quien lo atendió oportunamente en el hospital del ISSSTE de Veracruz, ya que su oportuna intervención hizo que hoy el fino mediocampista apodado “Pelé” esté entre nosotros. “Momentáneamente estoy bien, libre afortunadamente”, añadió el también ex jugador del Nápoli xalapeño.

Pero su destino no estaba en otro lugar que no fuera el terreno de juego, el campo de futbol, de un deporte que ha sido todo para él. “El futbol es mi vida desde que pateaba la pelota en mi colonia con la flota de un barrio que me vio nacer futbolísticamente”, expuso.

Tras estar alejado de las canchas reconoce también que su regreso se debió a su hijo de 9 años de edad. “Volví al futbol por mi chavo, que me vea que soy un ejemplo y siga mis pasos”, precisó.

Ver jugar al “Pelé” es un deleite porque el futbolista es un todo terreno, un guerrero cuya garra, temple y carácter se manifiestan en todos los sentidos, en el deporte, en su vida, en su familia, atributos que no todos poseen y que lo vuelven en alguien único, diferente y especial.

Hoy el medio volante nacido un 4 de enero de 1970 en esta ciudad corre feliz tras esa pelota para anotar un gol. Va tras ese balón que por muchos años fue su compañero, su mejor amigo, pero sobre todo que va corriendo por una vida que Dios le alargó para seguir derrochando calidad por donde quiera que se pare. “Sin su bendición no estaría aquí y sólo me queda invitar a la gente a que no se deje caer, que practique deporte, que haga lo que quiera, pero sobre todo que se cuide y beneficie su salud porque vida sólo hay una”, concluyó.

 

SU HISTORIAL FUTBOLERO

La calidad del “Pelé” lo llevó a jugar en algunos de los mejores equipos que ha habido en nuestra ciudad, aunque sus comienzos fueron en la colonia Ferrocarrilera, con sus amigos, luego formó parte de la Selección Veracruz con el que intervino en las categorías Juvenil A y Juvenil C en dos campeonatos nacionales denominados “Benito Juárez”, uno de los cuales tuvo lugar en esta ciudad por allí de 1988.
Posteriormente defendió los colores de La Joyita, Casablanca, SETSE, Chivas y Nápoli, siendo con este último con el que logró el título en el Ferrocarrilero.
Más tarde, en 1991 fue parte de los Delfines de Xalapa, legendaria escuadra que obtuvo el ascenso a la Segunda División, y tras su recorrido en el profesionalismo integró otro de los grandes equipos que ha habido en la capital veracruzana como lo fue Santos INEGI, del ingeniero Montiel, con la que obtuvo algunos campeonatos en el Centro Deportivo Ferrocarrilero.

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Varios espacios le brindaron los periódicos durante su participación en el campeonato nacional “Benito Juárez”.