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Tiempo de unir la Femexfut

Yon de Luisa es la nueva cabeza del futbol mexicano y llega con la misión conciliar entre los distintos sectores que la integran

La Federación Mexicana de Futbol entra en una nueva era, en la de Yon de Luisa.

De Luisa Plazas, ingeniero civil graduado en la Universidad de Texas, de 46 años de edad, fue nombrado presidente de la Femexfut el pasado marzo por unanimidad, en lugar de Decio de María Serrano.

Será el presidente 35 en la historia de la FMF.

Con la llegada de De Luisa como la cabeza del futbol mexicano, se abre un abanico de circunstancias y posibilidades, la más clara es la unión siempre criticada, pero ahora más evidente y profunda de Televisa con la FMF, ya que el ahora mandamás ha trabajado desde hace tiempo en esa poderosa empresa, que por años ha manejado o influido de una forma u otra, la política del balompié nacional.

De Luisa trabajó en San Ángel, en diferentes puestos.

En 2005 fue nombrado presidente operativo del América, club propiedad de Televisa, así comenzó a ocuparse de la administración del equipo y a escalar diversos puestos dentro de la estructura de las Águilas, como en la FMF y en hasta en Concacaf.

En 2011 fue presidente del Comité Organizador del Mundial Sub-17, celebrado en México.

El éxito en sus distintas misiones lo hizo avanzar en la empresa. En 2012 fue nombrado presidente del Comité de Futbol de la televisora y al poco tiempo vicepresidente de Eventos Especiales y Deportivos.

Durante ese tiempo logró que Televisa Deportes entrara en mayor competencia en el sector del cable. Logró adquirir los derechos de la Copa América y la Eurocopa Francia 2016 y el regreso del basquetbol de la NBA a la televisión abierta.

Paralelo a esto, el dirigente seguía siendo parte importante en la organización de los eventos principales de la FIFA.

De Luisa, con total libertad de acción, no tendrá que esperar otras opiniones para actuar en distintos campos y podrá negociar directamente cualquier tema.

Su llegada provocaría la creación de distintas directrices. Puede unir a los directivos, heridos en el orgullo por la pelea en los derechos de transmisión.

Otro de los pendientes es terminar de sanar la relación con la Conmebol, pero sin darle tantas concesiones a los dirigentes sudamericanos.