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Real Madrid se impone ante el Girona en Copa del Rey

El conjunto de Solari comienza a encontrar su camino en los cuartos de final de la Copa del Rey

El Real Madrid logró menos ventaja de la que mereció en su victoria ante el Girona (4-2) en la ida de los cuartos de final de la Copa del Rey, una renta de dos goles que consiguió tras una gran reacción en ambas partes, liderada por Vinicius y Odriozola, nuevamente los mejores en el conjunto blanco pese al doblete de Sergio Ramos.

Los de Solari comienzan a encontrar el molde del pastel. No se sabe si tendrá forma allá por el mes de mayo, parece improbable que lo adorne una guinda, pero este jueves certificó su mejoría por tercera semana consecutiva en el Santiago Bernabéu. Tras el Lega y el Sevilla, fue turno de un Girona que se va con mucho premio de la capital.
El equipo de Eusebio tardó muy poco en romper los esquemas del Madridcuando -a los siete minutos- se puso delante en el marcador con un un gran centro de Raúl García que remató el ‘Choco’ Lozano. El hondureño, sin el marcaje de Marcelo, disparó a placer e hizo despertar al campeón de Europa. El gol en contra le vino bien al cuadro de Solari.

A partir de ese momento, Vinicius y Odriozola tomaron el timón igual que en octavos y desarbolaron a un Girona que aguantó el chaparrón acumulando piernas en la zona ancha. Poco futbol y mucha contención. Así reaccionó el equipo rojiblanco, que no pudo frenar el ‘plan B’ del Real Madrid: las bandas.

Por ahí pasaron las mejores ocasiones. Con la efervescencia de Vinicius -un dolor de muelas para el rival- y la velocidad de Odriozola, que parece que juega subido en una moto, llegó el empate en una acción del donostiarra que Lucas Vázquez sólo tuvo que empujar en el área pequeña.

El despertar merengue fue ejemplar, tirando de orgullo, casta y mucho futbol. Modric y Ceballos comenzaron a carburar y a descargar todo el juego a los costados. De ahí nació una nueva oportunidad de Benzema, que estuvo excelso todo el partido, y otra de Vinicius, que volvió loco a sus rivales. El horno empezó a calentarse. El segundo era cuestión de tiempo.

Y así fue cuando el brasileño que luce el ’28’ a la espalda encaró el pico del área y Lozano picó en la trampa. Sergio Ramos lanzó el penalti y realizó un nuevo homenaje al checo Antonin Panenka. El séptimo de esta temporada en siete lanzamientos, todo un seguro de vida el capitán del Real Madrid, que se señaló el escudo durante la celebración con un gesto de rabia.

El guión invitaba a una goleada cómoda, incluso en la primera parte los de Solari merecieron una renta más amplia, pero una jugada fortuita e inexplicable terminó con el Girona nuevamente en el partido. Marcos Llorente, empujado por su compañero Nacho, tocó el balón con la mano de manera clara. Undiano Mallenco no lo dudó y señaló los once metros.

Granell no falló para un Girona que se había encontrado un tesoro que no había buscado. Más posesión, pero pocas oportunidades. Courtois apenas tuvo que intervenir y el Madrid, sin el ansia del primer acto, fue cogiendo color con el correr de los minutos. Kroos, que entró por Modric, tuvo buena ‘culpa’ de que la pelota se tiñese de blanco.
También entró el ‘castigado’ Isco, aplaudido y silbado a partes iguales en la Castellana, y ayudó en los últimos metros. La posesión dio más aire a unReal Madrid que acabó encontrando el premio para llegar aliviado a Montilivi. Marcelo, cuyo partido dejó mucho que desear, se encargó de maquillar su actuación con un centro medido a la cabeza de Ramos.

El sevillano asestó un testarazo inapelable para batir a Gorka Iraizoz a cuarto de hora del final. El gol mató al Girona, que no encontró la profundidad ni con el cambio de Portu. El Madrid olió sangre y no dejó escapar a su presa después de haber sufrido más en el marcador que en el campo. Benzema puso el cuarto de la noche asistido por Vinicius.

Los de Solari lo siguieron intentando en busca de un quinto tanto que allanse la visita a tierras catalanas, pero no llegó. Los dos goles de diferencia serán el colchón con el que busquen las semifinales de la Copa del Rey, un título que está a sólo cuatro partidos y que no ven en la capital de España en el último lustro.