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Prohíben decir “fracaso”

Hay una situación que han bloqueado los jugadores de la Selección Mexicana Sub-23. De su vocabulario y de su mente se anuló la...

SALVADOR DE BAHÍA, Brasil, agosto 3 (EL UNIVERSAL).- Hay una situación que han bloqueado los jugadores de la Selección Mexicana Sub-23. De su vocabulario y de su mente se anuló la palabra “fracaso”. Presumen que la han desterrado por completo, a unas horas del arranque de su participación en Río 2016.

“Eso [fracasar], no nos pasa por la cabeza. Al final de cuentas, tenemos el objetivo de la medalla de oro. Estamos aquí, pensando en que depende de que hagamos las cosas bien, preparemos bien nuestro partido para que nos vaya bien y vayamos ganando los partidos”, señala Alfonso González, volante del conjunto tricolor, al finalizar la práctica en el estadio “Manoel Barradas”.
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En las semanas previas al viaje a Brasil se habló de la presunta falta de apoyo por parte de la Federación Mexicana de Futbol (FMF). Se mencionó que habían fallado las gestiones para fortalecer al cuadro de Raúl Gutiérrez, al no poder incorporar a elementos “europeos”. Sin embargo, Poncho justifica que “lo que importa es la unión del grupo, los que estamos aquí vamos a pelear. Tenemos calidad, porque la lista es muy competitiva”.

Aún con la ausencia de jugadores como Raúl Jiménez o Jesús Manuel Corona, la prensa extranjera y brasileña consideran a México como uno de los grandes favoritos a ganar la medalla de oro. Los reporteros de Salvador de Bahía relatan que en esa ciudad está instalada una escuadra destinada a volver a frustrar al conjunto anfitrión en la búsqueda del metal áureo.

González se la cree, siempre y cuando, la entrega se refleje en el terreno de juego. Conmina a soñar en grande, pero con los pies en la tierra. Pide no rebasar la raya que divide el optimismo del exceso de confianza o el triunfalismo. La humildad, asegura, es clave para no perder el sendero del éxito en los Juegos Olímpicos.

“Hay que mantener los pies en la tierra. Presión siempre hay. Los favoritos y las estadísticas terminan juego por juego; lo que pasa en la cancha es lo que cuenta”.