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Chivas aprovecha error arbitral y le gana a Pachuca

Guadalajara liga su segunda victoria en el Clausura 2015 y ve muy cercanas sus posibilidades de mantener la categoría

El Universal

El futbol es un generoso deporte que ofrece, de vez en vez, uno de esos momentos en los que un villano se puede transformar en héroe. Giovani Hernández se encuentra ante uno de esos. Parado frente al manchón penal, habla con Omar Bravo. No le asusta su jerarquía. Ni que sea el segundo mejor anotador en la historia de Chivas.

Giovani está decidido. Ha tenido un partido para olvidar. Las pelotas le rebotaban. Erraba pases. No encontraba una posición de provecho en el campo. Por eso, después de que el árbitro señalara un inexistente penalti, pide la pelota. El capitán respalda al compañero. Le brinda la oportunidad de patear. El joven rojiblanco lo hace de pierna zurda. Raso. Al fondo. Marca, al ’63, un gol que sirve para conseguir tres puntos de oro y, también, para redimirse en un medio de un partido gris.

Es el 1-0 del Guadalajara frete a Pachuca, en el Estadio Omnilife. No ha sido la mejor exhibición de los dirigidos por José Manuel de la Torre. Ha sido, más bien, una noche plagada de un futbol tan frío como el clima de la Perla Tapatía. Pero cuando se pelea el descenso, probablemente eso sea lo de menos. Es una victoria de oxígeno puro: el Rebaño Sagrado tiene ahora cinco unidades de ventaja sobre Puebla, en la tabla porcentual.

Llegar a ese punto en el que Giovani ha podido limpiar su nombre no fue fácil. La primera parte ha sido sosa. Aburrida. Soporífera. Mala. No sólo por parte del cuadro local. Los Tuzos tampoco ofrecen demasiado. Ni muestran intención de sacar algo más que el 0-0 con el que han llegado al Estadio Omnilife.

Son tan pocas las emociones que se enumeran rápido. Al ’10, un centro desde el costado izquierdo es desviado en una barrida por Jair Pereira y la redonda se va angustiosamente por un lado del arco defendido por Luis Michel. Al ’21, el arquero rojiblanco descuelga un tiro de esquina y sale rápido con un balonazo a Giovani Hernández, que ingresa al área, pero patea descompuesto.

El resto huele a cualquier cosa, menos a peligro: Diego de Buen, de los Tuzos, prende un tiro libre que se va por un lado (’26); David Toledo, del Guadalajara, toma el balón fuera del área y manda un derechazo desviado (’27); y nuevamente De Buen controla dentro del área para rematar con una media vuelta, ante la marca de Carlos Salcedo, que no lleva dirección de portería (’41). Al descanso con el 0-0.

Para la segunda parte, Pachuca sigue ausente sobre el césped. Y Chivas, con poco, va al frente. Un tiro libre de Raúl López provoca el vuelo de Óscar Pérez, pero se va por un lado (’52) y un derechazo desde afuera del área exige al “Conejo” para controlar la redonda (’59). Un dominio con poco peligro.

Minutos más tarde, Carlos Fierro controla, con apuros, el esférico dentro del área. Lucha por darse la vuelta. Aquivaldo Mosquera lo marca de cerca. Hace contacto con el atacante. Pero no existe falta. Sin embargo, el árbitro Luis Enrique Santander señala la pena máxima. Reclaman los visitantes. No hay marcha atrás en su decisión, por más que sea equivocada.

Es momento de redención para Giovani Hernández. Encara al capitán Omar Bravo, que normalmente ejecuta los penaltis. Le quita la redonda. Luce confiado. Se para frente al manchón. Patea confiando. Raso. Supera al “Conejo” Pérez. Gol del Rebaño Sagrado, al ’63. Explota la tribuna de la casa rojiblanca.

El futbol es así de generoso. Un error arbitral le abre a Chivas las puertas del triunfo. Y una pena máxima bien ejecutada le permite a Giovani salir entre aplausos, al ’75, a pesar de haber tenido, antes del gol, una actuación perfectamente olvidable, que para nada quedaría guardada en la memoria de los 27 aficionados presentes.

Sólo en la recta final del encuentro, los Tuzos se atreven a ofender. Y lo más cerca que han estado de la igualada es al ’84, cuando Luis Ernesto Michel hace confianza cuando el balón se encuentra sobre la línea de fondo. Espera que salga del campo. Pero pierde la redonda. Para su fortuna, la defensa impide que termine en gol.

No se mueve el marcador. El silbatazo final desata la algarabía. Exagerada parece. Pero cuando se juega el descenso, cada punto es importante. Cada triunfo puede significar la salvación, aunque haya venido de un error arbitral. Un tanque de oxígeno puro. El Rebaño Sagrado se encuentra ahora a cinco puntos del Puebla.