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América y su incongruencia en el caso de Renato Ibarra

El América decidió registrar a Renato Ibarra, jugador que fue separado del plantel luego de golpear a su esposa

Por más que en su rimbombante comunicado intenten defender a Renato Ibarra, el hecho de volverlo a registrar significa una gran incongruencia por parte del América, el propio Grupo Televisa y hasta la Liga MX, entes que al realizar o permitir esta acción atentan contra sus propios principios.

A principios de marzo de 2020, el atacante fue presentado por policías ante un juez por el presunto delito de violencia familiar contra su entonces pareja Lucely Chalá, quien se encontraba embarazada. De hecho, llegó a un acuerdo con ella cuando se le iba a procesar por el delito de tentativa de feminicidio, por lo que quedó en libertad.

En su comunicado de este miércoles, las Águilas afirman que «el jugador ecuatoriano ha solucionado sus problemas familiares… Asimismo, ha sido capacitado en materia de equidad de género ante el Centro Especializado para la Erradicación de las Conductas Violentas Hacia las Mujeres (CECOVIM) del Gobierno de Jalisco«.

Y agrega que «Renato Ibarra no tiene cargos pendientes de resolver y no recibió condena alguna. Dado que su familia apoya su reincorporación a las Águilas del América, y luego de un cuidadoso análisis, el Club ha optado por no prejuzgar aquello que la familia y las autoridades han solventado». Postura muy distinta a la del mismo club (con los mismos directivos) del 12 de marzo de 2020, cuando Ibarra fue separado del plantel.

 

En aquella ocasión, la misma directiva azulcrema afirmó -mediante un comunicado- que «el Club América es consciente de la violencia contra las mujeres», por lo que decidió separar a Ibarra. Incluso, aseguró que «el compromiso del club es total contra la violencia». Por si fuera poco, hay un par de puntos muy específicos en el Código de Ética de Grupo Televisa (versión 2020) que esta situación contrapone.

En el inciso destinado a «Discriminación y Acoso«, se asegura que «Grupo Televisa está comprometido en dar un trato de igualdad de oportunidades en todos los aspectos relacionados con el trabajo, no tolerando y prohibiendo explícitamente conductas de discriminación, acoso, hostigamiento o violencia laboral por ningún motivo, sin limitar de origen, raza, estado civil, edad, apariencia, opiniones, género, credo, afiliación política o sindical, clase social o situación económica, condición de salud, situación familiar, embarazo, sexualidad, discapacidad, nacionalidad o estatus migratorio».

Sí, se refieren a lo laboral, pero queda claro que esto se extiende a cualquier ámbito para los empleados del consorcio (al que pertenece el América), con el punto denominado «Representación de la Empresa«, en cuyo tercer punto se asegura que «esperamos que tu conducta en todo momento se apegue a los principios éticos y valores universales mostrando un alto grado de integridad siempre. Un comportamiento inadecuado, aun en la esfera privada de tu vida, puede afectar negativamente a la Empresa, aun cuando se dé en el tiempo en el que no estás laborando o actuando en nombre de Grupo Televisa«, lo que claramente violó Ibarra con su actitud a principios de marzo del año pasado.

Y en cuanto a la Liga MX, que dio luz verde para que el futbolista fuera dado de alta por el América -y el torneo anterior estuviera en el Atlas– en la página 4 de su Código de Ética se afirma que «un jugador será culpable de conducta violenta si emplea fuerza excesiva o brutalidad contra un rival sin que el balón esté en disputa entre los dos. Será asimismo culpable de conducta violenta si emplea fuerza excesiva o brutalidad contra un compañero, un espectador, los Oficiales de Partido o cualquier otra persona. La conducta violenta puede ocurrir dentro o fuera del terreno de juego, estando o no el balón en juego». O lo que es lo mismo… ¿Se condena que agreda a un rival, pero no hay problema con una mujer embarazada?