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Rommel Pacheco ultima detalles para decirle adiós a los clavados y quiere que sea con medalla

El mexicano se siente satisfecho con clasificar a la semifinal del trampolín individual en el tercer puesto, lo que le confirma que vino a...

Incluso en la víspera de su despedida como clavadista, Rommel Pacheco disfruta el momento. Pase lo que pase este martes (tiempo de Japón), el yucateco dirá adiós a su carrera, aunque reconoce que espera que sea con esa medalla olímpica que tanto se le ha negado.

Por lo pronto, se siente satisfecho con clasificar a la semifinal del trampolín individual en el tercer puesto, lo que le confirma que vino a Tokio con los argumentos necesarios para subir al podio.

«Estoy contento por el resultado. Por mí, que ya la dejen así y nos colgamos la medalla, ¿no?», bromea. «Pero ésta apenas es la preliminar, la experiencia también me da esa mesura para realizar ejecuciones». «Por lo regular, las preliminares son complicadas, hasta los mejores fallan, pero hay que dar el primer paso. En la semifinal, hay que dar el segundo y estar en la final para poder pensar en una medalla».

 

Pacheco avanzó en zona de podio, pero eso no significa que se confíe. De hecho, detecta falencias que espera pulir en la jornada que definirá a los medallistas, porque la semifinal será en la mañana y la final por la tarde.

«De las seis ejecuciones, tuve tres muy buenas, en tres hay que mejorar, pero nada está escrito», recuerda. «Mañana es mi último día como clavadista, de entrenar, de hacer lo que hago; lo disfruto y lo gozo».

Anhela que la gente experimente lo mismo, porque nada le gustaría más que todos disfruten tanto como él.
«Claro que se siente presión, nervios y muchos otros sentimientos», reconoce. «Agradezco a toda la gente en México que ha estado a mi lado durante más de 25 años de carrera profesional y que mañana no se me pongan nerviosos, manden buena vibra y ojalá tenga un buen resultado».

Sería el colofón ideal a una trayectoria marcada por los éxitos en la fosa y el carisma.

«Estoy muy contento. Me apasionan los clavados, pero no hay mejor momento para decir adiós que éste, en unos Juegos Olímpicos, siendo abanderado, a buen nivel», enlista. «Después de esto, tengo la diputación. Me pongo sentimental en esto».

Es por eso que se siente «nervioso y tranquilo a la vez. Es parte de hacer bien las cosas. Me hubiera encantado tener seis clavados excelentes, pero me voy contento, y hoy puedo presumir que soy tercer lugar. Mañana está duro y hay que recuperarse físicamente».