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No habrá Clásico Nacional en Concachampions

Las Águilas empataron, pero cayeron en el global 4-2 ante Toronto

Una tormenta sobre el estadio Azteca acompañó al América en su naufragio. Se hundió entre su soberbia y a manos de un inteligente Toronto que fue superior en las semifinales de la Liga de Campeones de la Concacaf, por global de 2-4.
La desventaja de un marcador de 3-1 en la ida y las condiciones de la cancha por la lluvia que azotó ayer la capital no favorecieron al cuadro azulcrema. No hubo remontada, mas sí la humillación de ser eliminados por un equipo de la Major League Soccer (MLS), la cual, tacharon de ser una Liga inferior previo a la llave semifinal.
Quien sí jugó con intensidad su papel fue la afición. Para bien y para mal, la nación águila se hizo notar a lo largo de los 90 minutos. Entre cánticos y unísonos reclamos contra el árbitro uzbeko Ravshan Irmatov. Los fans americanistas se mantuvieron atentos a cada jugada que les pudiera salvar el orgullo, luego de que el acérrimo Guadalajara concretara su pase a la final de la “Concachampions”.

 

Sin embargo, las gradas no evitaron mostrar su frustración contra el guardameta rival Alexander Bono, que en cada despeje de balón fue víctima del famoso grito del “¡Ehhh, pu…!”, a pesar de la presencia de una comitiva de FIFA para evaluar el Coloso de Santa Úrsula como una de las sedes de la candidatura tripartita que México pretende, junto a Estados Unidos y Canadá, para el Mundial del 2026.
Conforme el reloj avanzaba, la lluvia mermaba notablemente el esfuerzo de los jugadores a la hora de llegar al área rival. Pero, bastaron 10 minutos para que las ilusiones de las Águilas se diluyeran en medio del aguacero. Un rechace de William da Silva y el anticipo del portero Agustín Marchesín fue aprovechado por el canadiense Jonathan Osorio, que al ver la meta descubierta simplemente se encargó de guardar la redonda hasta el fondo, para pintar en la pizarra el 0-1.

El técnico Miguel Herrera se mostró impávido en su zona. Empapado, sólo se llevaba las manos a la cabeza cada vez que uno de los suyos fallaba claras oportunidades frente al arco de los canadienses; sin embargo, el Piojo no pudo ocultar su molestia con el arbitraje, al intercambiar palabras y ademanes con el cuarto oficial Ricardo Montero. Mientras que el estratega del Toronto, Greg Vanney, fue estoico ante las inclemencias, como la de perder a uno de sus indiscutibles a siete minutos de haber iniciado el juego: a Jozy Altidore, por lesión; Tosaint Ricketts ingresó en su lugar.
Todavía a los 19’, un destello iluminó la fe americanista con el empate 1-1, pero el tanto fue anulado por un fuera de lugar de Guido Rodríguez.

En la segunda parte, los de casa se hicieron e la posesión, para arremeter contra la cabaña de un intratable Bono. Incluso, Herrera apostó por una drástica modificación, la de Henry Martín y William Da Silva, para darle entrada a Diego Lainez y Alejandro Díaz, quienes no se encontraron como revulsivos, pese a que los norteamericanos dejaron de atacar a 20 minutos de un final cantado.

A lo más que aspiraron lo de Coapa fue un gol por la vía del penalti, que Mateus Uribe convirtió inútilmente (1-1), a los 91’.
No hay más para Miguel Herrera y los suyos, que tragarse el orgullo por firmar su primer fracaso del año. Por despedirse del sueño de repetir un Mundial de Clubes. Ahora al América le toca ser espectador, porque el Toronto buscará en la final repetir la gallardía ante otro equipo más mexicano, el Rebaño Sagrado.