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Ser pugilista salvó la vida de Alejandra “La Tigre” Jiménez

Alejandra Jiménez encontró en este deporte la esperanza de tener un mejor futuro y restablecer su salud

Hace poco más de una década, el boxeo cambió la realidad de Alejandra Jiménez. Tenía 23 años de edad y el sobrepeso ponía en peligro su vida; la solución fue entrar a un gimnasio al sur de la Ciudad de México, donde encontró esperanza, un mejor futuro.

Inspirada en las hazañas de las pugilistas Jackie Nava y Ana María Torres, encontró el boxeo por una cuestión de salud. Pesaba más de 140 kilogramos y necesitaba algo que la hiciera soñar. “Tenía hipertensión y mi obesidad estaba afectando todo en mí”, recuerda, en entrevista con EL UNIVERSAL Deportes. “Desde el primer día que entrené, me enamoré del boxeo”.

 

Estudiaba gastronomía, así que empezó a cocinar a fuego lento su esencia como boxeadora. Tras su primera pelea amateur, supo que no podría vivir sin tirar golpes: “Mi abuelo veía el boxeo, era fanático del deporte, y en algún momento compartí con él alguna pelea, pero no era algo que yo tuviera pensado para mi futuro”.

El destino dictó lo contrario; cuando conoció el boxeo, cambió su vida. Tres años después de iniciar, debutó como profesional, luego de una corta travesía amateur, ya que tuvo que hacer la mitad de las contiendas contra hombres, porque “no había mujeres en peso completo y tenía que foguearme; gané todas y fui campeona delegacional”. La promotora Cancún Boxing la acogió y la Arena Oasis fue el escenario de su estreno.