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Las Diablitas de Hondzonot, a batear el machismo y la pandemia

En medio de la pandemia por Covid-19, el softbol se convirtió en un escape para ellas. Los rivales en el diamante no son los...

Las Diablitas de Hondzonot es un equipo que inició como cualquiera en el barrio o en un pueblo, con la firme intención de divertirse y salir de la rutina diaria y no más; sin embargo, con el paso del tiempo se convirtió en un estilo de vida.

El nombre endemoniado lo adoptaron gracias a los calificativos que recibían en su comunidad: mandonas y rebeldes, así lo cuenta Fabiola, la capitana de la novena indígena.

Ella, como las otras 18 integrantes del equipo, se encuentra en Hondzonot, Tulum, uno de los 11 municipios de Quintana Roo. Su situación no es la mejor, sufren por falta de empleo, de algunas otras necesidades, comunicarse una de ellas. Con la llegada del Covid-19, todo ha empeorado.

La mayoría somos amas de casa y muchachas que se dedican a bordar y buscando la manera de salir adelante.

Unas trabajaban, pero por el Covid-19 unos perdieron su trabajo. Nos habían dado un entrenador del municipio, pero con esto dejó de venir, ahora cuando terminamos los quehaceres de la casa lo hacemos solas”, declaró para EL UNIVERSAL Deportes.

El equipo surgió hace dos años, pero con la llegada del coronavirus, han perdido un año de preparación. Su rival más difícil en años parece no irse y protegerse con la careta en este caso no es suficiente.

El equipo se formó cuando hubo un partido de beisbol y nos invitaron, jugábamos con pelotas de tenis. Nos invitaron a un cuadrangular a un pueblito cerca del nuestro, quedamos en primer lugar y de ahí nos dijeron que si mejor nos íbamos al softbol porque ese era el de las mujeres”.

Otro rival al que han tenido que vencer es el machismo. La comunidad de Hondzonot se mantiene con las viejas costumbres, pero eso no les impide nada.

Dicen que nosotras no tenemos nada que hacer ahí. La costumbre de un pueblo es que los hombres manden, si sales o no sales, pero nosotras tenemos a nuestra familia y siempre apoyan en nuestro juego.  Aunque perdamos o ganemos, nosotras las mujeres seguimos demostrando que podemos jugar un deporte que nos guste”.

Por el momento no están en una liga, todo se encuentra en pausa y hasta apenas hace un mes regresaron al campo, aquel que se encuentra a un kilómetro de sus casas. Aquí los spikes no existen, la registradora marca cuando su pie descalzo llega a home.

Nosotras jugamos con Hipil, así jugamos siempre. Jugamos descalzas porque corremos más rápido sin zapatos, igual en el campo. Es nuestro uniforme (hipil), el ayuntamiento nos dio unos uniformes, pero lo mantenemos así, no tiene caso usar uniforme y estar descalzas”, explicó May Chulin.

Mientras la pandemia pasa, las Diablitas esperan en el dugout para volver a salir a incendiar el diamante. Por el momento, se encuentran bateando el machismo y la desigualdad.

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