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La luchadora Avispa Dorada vive la contingencia sanitaria desde dos trincheras

En la cuestión laboral, su caso, como el resto de los y las luchadoras del Consejo Mundial de Lucha Libre es de incertidumbre

A la luchadora Avispa Dorada, quien dejó Estados Unidos en busca del sueño de ser reconocida en el pancracio mexicano, la contingencia sanitaria provocada por el coronavirus la tiene sumergida entre dos trincheras mediáticas, a través de las cuales se nutre de información para saber cómo avanza la situación en su país y en el territorio que ahora habita.

En la cuestión laboral, su caso, como el resto de los y las luchadoras del Consejo Mundial de Lucha Libre es de incertidumbre, así que aguarda resguardada a la espera de mejores noticias. «He ido viviendo la pandemia desde el punto de vista de dos países. Es una dosis de información doble. Sigo las reacciones de dos gobiernos distintos, sigo estadísticas de infecciones, de defunciones, de consejos para prevenir la transmisión del Covid-19, todo de ambos países. Siento que es muy importante que sigo la situación desde las dos perspectivas».
Sin trabajo, se identifica con los empresarios pequeños, los que deben cerrar y apostar a sobrevivir con los recursos que disponen. «Si no hay funciones y no trabajamos, no hay ingresos. En el peor caso, no hay comida. Es muy estresante no saber cuándo volveré a luchar. Soy de estas personas que ahorra una porción de sus ingresos y sigo viviendo de este pequeño ‘colchón’ de ahorro para el momento».

Sabe que es un dinero que desaparecerá pronto, así que enfoca su atención en hallar la forma de generar dinero. «Soy licenciada en ciencia del ejercicio y mantengo mi certificado de entrenadora personal de Estados Unidos. Mi ‘chamba’ principal antes de venir a vivir a México era como entrenadora personal. Estoy intentando conectar con algunos clientes por internet, y es muy factible que pueda ganar un poquito de dinero así, recetando rutinas. Me siento muy afortunada de tener el apoyo de mi pareja. Él siempre ha trabajado desde casa y la pandemia no ha cambiado su situación económica».

Como ciudadana estadounidense no sabe de la existencia de algún apoyo por parte de la embajada de su país, tampoco lo ha buscado.

«Lo que escuché referente a estadounidenses que se encontraban fuera del país al principio del pandemia, fue que regresaran a Estados Unidos tan pronto como pudieran. Si no regresabas, debías planear quedarte donde estás por un tiempo indefinido sin apoyo garantizado del gobierno de Estados Unidos”.

Ella no ha salido del país desde diciembre, ni piensa seriamente en regresar a su país. Tiene miedo. «La pandemia se volvió muy fea muy rápida allá. Soy originaria del estado de Washington y viví muchos años cerca de Seattle, una ciudad que al momento está experimentando niveles de infección muy elevados».
A la distancia, sabe que hay mucho miedo, falta de comida y productos en los supermercados. «Muchos creen que los gobiernos estatales y federal deben de poner restricciones aún más rígidos para prevenir contaminación, porque todavía hay gente que siguen conviniendo en grupos grandes y poniendo todos a riesgo. Mis papás viven en un lugar más rural al otro lado del estado y dicen que está un poco más tranquilo por allá. Ellos se quedan en su casa lo más que puedan».

Su plan es quedarse en México y esperar a que se normalice la situación. «No sería de ningún beneficio regresar a Estados Unidos durante un momento en que está peor allá que aquí. Si la situación aquí se vuelve muy peligrosa o si se contagia un miembro de mi familia en Estados Unidos, sí, creo que buscaría ir para allá. Pero no es fácil medir la situación».