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Golpes de gloria

Cuando María del Rosario Espinoza se ponía los guantes para darse de golpes con sus primos en el rancho La Brecha, en su natal...

CIUDAD DE MÉXICO, agosto 18 (EL UNIVERSAL).- Cuando María del Rosario Espinoza se ponía los guantes para darse de golpes con sus primos en el rancho La Brecha, en su natal Guasave, Sinaloa, su padre juraba que la pequeña sería boxeadora.
Don Marcelino sonreía al ver a su hija entretenida con el deporte del que era aficionado, pero ella eligió otro camino: el del taekwondo, que aprendió en una escuela de su pueblo y en el que con base en esfuerzo se ha convertido en la reina del tatami.

A sus 28 años es campeona mundial, continental, panamericana y olímpica. Y en Río 2016 está llamada a acrecentar su leyenda con una tercera medalla en fila en sus terceros Juegos Olímpicos para igualar la hazaña de Joaquín Capilla.

Sólo ella y la saltadora Paola Espinosa tendrán la oportunidad de emparejar al clavadista mexicano, quien obtuvo bronce en la prueba de plataforma en Londres 1948, plata en 1952 y oro en Melbourne 1956. María ganó la presea áurea en Beijing 2008 y bronce en Londres 2012 en la categoría de los 67 kilos.
“Yo entreno para buscar el resultado. No pienso en eso de hacer historia. Primero me concentro mucho, infinidad de cosas pueden pasar en los Olímpicos; puede caer la medalla, o no, de eso soy muy consciente y me preparo para estar en las mejores condiciones”, asegura la sinaloense, quien compite este 20 de agosto.

“Para mí es un sueño estar en mis terceros juegos y buscar mi tercera medalla olímpica; voy a luchar mucho por ella”, abunda Chayito, quien llegará a la justa veraniega como líder del ránking mundial.

“El ránking lo trabajamos para estar en lo más alto, pero no nos da ninguna ventaja. Se abren más las posibilidades de subir al podio, pero no nos asegura medalla, para eso hay que seguir entrenando”, afirma.

Desde niña, María comprendió que sólo el trabajo arduo y la perseverancia la encaminarán por la ruta del éxito. Así se lo enseñó su papá, quien se curtió en el arte de la paciencia, pues se dedica a la pesca de camarones en Guasave.

También cultivó valores por parte de su madre Felicitas, quien es ama de casa, y en aquellos días de su infancia en que sembraba calabaza y maíz con su abuelo mientras su progenitor se iba a trabajar al mar.

Ahora anhela que el taekwondo “sea la disciplina que más medallas le aporte a México” en tierras amazónicas. “Es lo que buscamos: marcar esa historia”.

Para ello, María del Rosario estudió a sus rivales en videos por Internet . “Antes no sabías quiénes eran previo a los juegos, eso me ponía muy nerviosa, pero ahora ya sé quiénes son. Estoy tranquila, estudiando a las rivales en los videos que están en línea, pero así como yo tengo esa facilidad, ellas también pueden estudiarme a mí, así que seguimos trabajando para que todo salga bien”.

Río de Janeiro le trae buenos recuerdos a María Espinoza, a quien la invade la alegría al hablar de esta ciudad brasileña donde ya ha puesto dos veces en alto el nombre de la nación azteca.
“Es una de mis ciudades favoritas, sobre todo para competir, porque es donde inicié mi primera competencia internacional en un Panamericano juvenil en 2003”, justa en la que obtuvo la medalla de oro.

“Río para mí significa mucho y ahora que son mis terceros Juegos Olímpicos, pues más”, añade la deportista, quien también consiguió ahí el primer lugar en los Juegos Panamericanos de 2007.
De nuevo volverá a ese lugar en busca de una hazaña: su tercera medalla olímpica, una motivación que la hace disfrutar como si fuera su primera justa veraniega.