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Estadio de Rayados envuelto en polémica

La nueva casa del Monterrey será inaugurada por el presidente Peña

El Universal

Con la presencia del presidente Enrique Peña Nieto, el Monterrey inaugurará hoy, en el municipio de Guadalupe, su nuevo estadio, con un diseño primermundista y capacidad para 51 mil espectadores.

Pero la historia de esta obra —con un costo anunciado de 200 millones de dólares— ha estado envuelta en la polémica desde antes de su inicio. En primer lugar, porque se construyó en un área natural protegida del bosque La Pastora, cedida en comodato durante 60 años por el gobierno estatal, con autorización del Congreso local.

Y porque se usaron 600 millones de pesos de recursos públicos estatales y municipales para realizar o adecuar las vialidades de acceso al inmueble, como fue la construcción del puente deprimido de Benito Juárez y avenida Azteca, además de nuevos cruces vehiculares sobre el río La Silla.

La construcción del inmueble debía iniciar a finales de 2008 y entrar en operación en 2011, pero enfrentó numerosas trabas.

Aunado a lo anterior, ambientalistas y defensores de los derechos civiles se unieron para enfrentar lo que consideraban un despojo a la zona metropolitana, al mutilar uno de sus pulmones vitales, para beneficiar a Femsa.

Con la obtención del título en México, el 13 de diciembre de 2009, ya con Rodrigo Medina como gobernador de Nuevo León, los dueños de los Rayados replantearon la construcción del nuevo estadio y, sin contar con los permisos correspondientes, comenzaron a realizar una serie de zanjas, pozos y desmontes para llevar a cabo los estudios de mecánica del suelo y levantamientos topográficos en el área del bosque La Pastora.

Finalmente, el 5 de agosto de 2011, la delegación estatal de Semarnat autoriza el cambio de uso de suelo para la construcción del estadio. Prácticamente cuatro años después, será inaugurado de manera oficial.