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Argentina le cobra una ofensa a Chile

CIUDAD DE MÉXICO, junio 7 (EL UNIVERSAL).- Fue el primero en dar un efusivo abrazo a Ángel di María, tras aquel zurdazo que abrió...

CIUDAD DE MÉXICO, junio 7 (EL UNIVERSAL).- Fue el primero en dar un efusivo abrazo a Ángel di María, tras aquel zurdazo que abrió las puertas del desquite a Argentina, porque —incluso lesionado— Lionel Messi es el genuino motor espiritual del subcampeón de América.

El “Fideo” corrió eufórico hacia su encuentro. Problemas en la espalda y el reciente viaje a Barcelona para comparecer ante un juzgado, impidieron que el astro argentino se presentara en la Copa América Centenario. No fue necesario. Los dirigidos por Gerardo Martino se las ingeniaron para vencer al monarca Chile (2-1), ese que el año anterior les ganó el título continental en tanda de penaltis.

Pequeña dosis de revancha para un grupo que demostró tener pegada sin la “Pulga” y la mejor versión de Gonzalo Higuaín. El goleador del Nápoles no tuvo puntería ante el marco defendido por Claudio Bravo, mas Di María y Éver Banega aportaron la necesaria.

Un par de diminutas sociedades entre ellos bastaron para descifrar la combinación del candado empleado por Juan Antonio Pizzi. Más allá de que es el actual defensor, Chile siempre mostró respeto a Argentina… Y lo pagó con un error del volante Charles Aránguiz.

El compañero de Javier Hernández en el Bayer Leverkusen no superó a Banega, quien emprendió la carrera hacia el marco de La Roja. Justo antes de que le llegara el defensa, Gonzalo Jara sirvió para Di María, quien sorprendió a Bravo con un zurdazo (51’).

Júbilo desatado entre los miles de argentinos presentes en el moderno estadio Levi’s, de Santa Clara, California, pero ninguno como Messi, quien olvidó un poco sus dolencias y comenzó el festejo. Los miedos que despierta el equipo dirigido por el “Tata” desaparecieron.

Quedaron en el olvido con la acción casi melliza protagonizada por el “Fideo” y Banega ocho minutos después. La única diferencia es que se invirtieron emisor y receptor. El todavía futbolista del París Saint-Germain filtró en el momento preciso y Éver subió su nombre a la marquesina, previo desvío del zaguero Mauricio Isla.

Triunfo consumado. El campeón de América intentó reaccionar, pero el tanto de José Pedro Fuenzalida (93’) no alcanzó.