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Un jefe con acento latino

Ron Rivera quiere emular a Tom Flores y ser el segundo coach de origen hispano que gana un Vince Lombardi

El Universal

A Ronald Rivera nadie puede darle un “no” por respuesta.

Rivera (7 de enero de 1962, Fort Ord, California) es el coach de las Panthers de Carolina que ha hecho que la comunidad latina en Estados Unidos se interese por el Super Bowl 50. Se ha convertido no sólo en una historia inspiradora, sino en su modelo a seguir.

Ahora Rivera quiere ganar un título de la NFL por todos ellos.

“Sí, me encantaría. Creo que es grandioso ser considerado un modelo a seguir. Es bueno para la comunidad latina. Creo que es bueno para todos nosotros tener esta oportunidad”, dijo Ron.

Rivera es hijo de madre mexicana y padre puertorriqueño. Cuando Eugenio Rivera tenía 19 años de edad se fue a la costa oeste de Estados Unidos a iniciar una carrera como militar. Su hijo Ron creció con esa disciplina.

Debido a la ocupación de Eugenio, la familia Rivera vivió en Alemania, Panamá, Washington y Maryland antes de establecerse en Marina, California.

Ron fue alumno de la preparatoria Seaside en California, donde destacó no sólo en el futbol americano, sino también en basquetbol y, por supuesto, en el beisbol. Fueron los años en los que descubrió a sus primeros héroes… latinos.

“Era uno de esos muchachos que disfrutaba mucho ver los partidos [de la NFL]. Me encantaba. Si te refieres a mis raíces hispanas, mis modelos a seguir eran Tom Flores y Jim Plunkett… Fueron hombres a los que podía ver y realmente aspirar a ser como ellos”, recordó Ron.

El coach Flores y el quarterback Punklett —también de madre mexicana— ganaron juntos un par de Super Bowls con los Raiders (1980 y 1983). Flores es, de hecho, el único entrenador de raíces latinas que ha ganado un Vince Lombardi. Rivera quiere ser el segundo.

Como jugador, Ron fue un linebacker “All-American” en la Universidad de California, donde terminó como líder de todos los tiempos en capturas de quarterback, con 22, y también en tacleadas, con 336. En su última temporada colegial, en 1983, impuso un récord de su escuela con 13 capturas y 26.5 tacleos para pérdida de yardas.

Los Bears lo seleccionaron en el Draft de 1984; Rivera jugó nueve campañas en la NFL y fue miembro del equipo que ganó el Super Bowl XX con aquella temible defensiva de los ‘Monstruos del Midway’.

Él hizo realidad su sueño, así que no acepta un ‘no’ por respuesta. Cada que tiene la oportunidad de hablar con la comunidad latina, se los deja bien claro.

“Lo que les digo es que no permitan que nadie les diga que no. ‘No puedes si vienes de Seaside, California. No puedes si vienes de Marina, California, o Monterey, California, y ser exitoso’. Yo he tenido suerte, porque mucha gente buena me ha ayudado, comenzando con gente de esas comunidades.

“Cualquier cosa que quieras, cualquiera que sea tu sueño, ve por él. No hay razón para pensar en un ‘no’”. Su determinación dentro y fuera del campo, así como la energía y el tiempo que dedicaba a la comunidad, le valieron para ser nombrado ‘Hombre del Año’ por los Bears de Chicago en 1988.

Ahora sólo necesita un triunfo más para igualar lo hecho por uno de sus ídolos y escribir nuevamente un nombre latino en los libros de récords de la NFL