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Brasil garantiza la seguridad en los Juegos Olímpicos

El gobierno brasileño indica que mantendrá al "rojo las alarmas"

El Universal

Brasil garantizará la máxima seguridad en los Juegos Olímpicos de Río 2016 y mantendrá al rojo las alarmas, pues «trabajar con el peor escenario eleva el grado de preparación», dijo a Efe Andrei Rodrigues, uno de los responsables de esa área clave para el mayor evento deportivo del planeta.

 

Los Juegos Olímpicos se desarrollarán en Río de Janeiro entre el 5 y el 21 de agosto próximos y las autoridades brasileñas, en todos los niveles, ya se preparan para lo que Rodrigues definió como el «mayor desafío» enfrentado hasta ahora en términos de seguridad.

 

«Serán 42 competiciones y 10.500 atletas» de unos 200 países, más entrenadores, equipos técnicos, delegaciones oficiales y cientos de miles de turistas que se instalarán en Río de Janeiro durante casi un mes, indicó Rodrigues, titular de la Secretaría Extraordinaria de Seguridad para Grandes Eventos del Gobierno brasileño.

 

Según Rodrigues, uno de los momentos que más preocupan a las autoridades es la inauguración de los Juegos Olímpicos, para los que se trabaja con la previsión de que puedan asistir hasta 80 jefes de Estado y de Gobierno.

 

La apertura de los Juegos, en el estadio Maracaná, congregará a unas 100.000 personas, entre mandatarios, atletas, espectadores e invitados especiales, y se calcula que será vista por miles de millones de personas por televisión.

 

«Son números impactantes y, sin duda, será uno de los momentos de mayor tensión», indicó Rodrigues.

 

No obstante, apuntó que existen «desafíos» de todo tipo, entre los que citó algunos de menor magnitud «pero no importancia», como la protección de las miles de medallas que serán entregadas o el control del tránsito en la Villa Olímpica, por la que se calcula que circulará una media de 1.500 vehículos por día.

 

El funcionario admitió que una de las mayores preocupaciones en términos de seguridad pasa por la posibilidad de que ocurra alguna acción terrorista, pese a que Brasil «felizmente no tiene tradición de atentados» ni enfrenta amenazas regionales o globales.

 

Rodrigues admitió que hay «pedidos especiales» de algunos países que no identificó pero que desean tener una mayor cooperación con las autoridades brasileñas en la protección de sus deportistas.

 

En ese sentido, explicó que durante los Juegos Olímpicos estará en funcionamiento un centro de cooperación internacional contra el terrorismo, que contará con agentes de 55 países, entre los que figuran «todos» los más experimentados en el combate a ese flagelo.

 

No obstante, aseguró que la responsabilidad de la seguridad «será de Brasil», que pese a no haber registrado nunca atentados de esa naturaleza, desde hace veinte años cuenta con una división especial antiterrorista de la Policía Federal, que para los Juegos ha estrechado su cooperación con países como EU o Francia.

 

Rodrigues también valoró la experiencia acumulada por los cuerpos de seguridad brasileños en eventos como los Panamericanos de Río 2007, la conferencia de la ONU Río+20, las Jornadas Mundiales de la Juventud a las que asistió el papa Francisco, o la Copa de las Confederaciones y el Mundial de fútbol.

 

Para todos esos eventos fueron adquiridos equipos especiales de seguridad que serán utilizados en los Juegos y también se entrenó a decenas de miles de agentes, que estarán entre los cerca de 50.000 miembros de los cuerpos de seguridad que actuarán en las Olimpiadas.

 

Rodrigues reconoció que entre las amenazas potenciales listadas por las autoridades brasileñas figura la posibilidad de protestas y manifestaciones durante los Juegos Olímpicos, al calor de la crisis política en la que está sumergido Brasil.

 

«La inestabilidad (política) nunca es favorable, pero no la vemos como algo que pueda afectar a los Juegos Olímpicos», declaró.

 

En relación a posibles manifestaciones, aseguró que así como ocurrió con las multitudinarias protestas ocurridas en el marco de la Copa de las Confederaciones de la FIFA 2013, serán permitidas siempre y cuando se realicen en forma pacífica.

 

«Las manifestaciones son parte de la democracia y siempre serán garantizadas. Pero no se permitirá la violencia», declaró.